«El asno de oro» – Apuleyo (158)

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Título original: Metamorphoseon libri XI (Asinus aureus)

País: Antigua Roma

 

Clásico latino del siglo II, el autor Apuleyo nació en el norte de África, en la actual Argelia, que entonces pertenecía al imperio romano, llegó a ser el escritor más famoso de su época. Aunque el libro originalmente se llama: “Las Metamorfosis” desde la antigüedad se conoce como “El Asno de oro”, así la llamaba San Agustín. No hay que confundir con la “Metamorfosis” de Ovidio que son poemas con mucha mitología. Ni con la “Metamorfosis” de Kafka. Bueno, me he propuesto empezar a leer a los clásicos griegos y romanos, y empiezo por esta novela que es de lo más accesible.

 

De qué va:

Un joven comerciante por su curiosidad es convertido en asno y pasa muchas aventuras e infortunios hasta que logra obtener su forma humana gracias a la diosa Isis.

 

Resumen:

Lucio es un joven comerciante que se tiene mucha confianza, que sale rumbo a Tesalia por negocios. En el camino se encuentra con dos hombres que le cuentan una historia fantástica sobre una bruja que convirtió a un hombre en animal y luego castigó a este y su compañero por andar hablando mal de ella. Con esta historia Lucio siente mucha emoción al ir a una ciudad donde cosas tan fantásticas suceden, llega a una ciudad cercana, Hipata, donde es alojado por su amigo Milón por varios días. En esa casa tiene unos amoríos con Fotis, la sirvienta de Milón. Un día en la calle se encuentra con su aya que lo invita a una cena, a la cual va, allí escucha otra historia fantástica de un hombre (Telifrón) que durmió en una tumba y que perdió la nariz y las orejas. Cuando acaba la reunión regresa a donde se hospedaba medio mareado y ve como tres asaltantes lo quieren atacar, él saca su espada y los mata, entra a la casa a dormir y al despertar ve que hay guardias que lo llevan a juicio por asesinato, él dice que fue en defensa propia pero en el juicio las palabras de las viudas conmueven más al jurado, Lucio ya creía perdida su suerte hasta que le dicen que descubra los cadáveres que fueron llevados hasta allí y al levantar la sábana ve que son tres odres a los que había acuchillado, a lo cual la multitud estalla de risa, todo era una broma colectiva para invocar al dios de la risa, le dicen que le compensarán por la broma pesada haciéndole hasta una estatua, pero él solo quiere regresar a la casa donde se alojaba.

En casa, Fotis le cuenta que la esposa de Milón, Pánfila, es hechicera, y él ve como se convierte en lechuza de noche, él también quiere ser ave para volar y le dice a Fotis que lo lleve al laboratorio de su ama, ambos van y Fotis en vez de darle la poción para convertirse en ave le da la que lo convierte en asno. Ella le dice que el remedio es comer rosas, que se espere al día siguiente que las comprará. Pasa la noche en el establo donde su propio caballo y otro burro lo atacan por verlo como competencia por la comida. Esa misma noche entran unos ladrones a la casa de Milón y se roban los caballos y los asnos, Lucio entre ellos. En la cueva de los ladrones escucha historias de asaltos y de cómo algunos de los colegas de estos ladrones murieron haciendo sus fechorías. Luego ve a una muchacha que había sido secuestrada antes de su boda para pedir rescate, a la cual una vieja le cuenta la historia mitológica, el cuento de Psique, en la cual Venus manda a Cupido para castigar a Psique por ser muy bonita, pero este se enamora de ella, las hermanas de Psique malaconsejan a Psique, pero luego ella se venga, Cupido es castigado por Venus, Psique busca a Cupido, Venus le impone varias tareas imposibles a Psique (hasta desciende al Inframundo) pero es ayudada por otros seres, y al final Júpiter da la aprobación al amor entre Psique y Cupido.

Después de esta historia, cuando los ladrones han salido y solo se queda la vieja cuidadora, la muchacha secuestrada que se llama Gracia y el asno intentan escapar, pero son descubiertos, los ladrones piensan castigar a ambos matándolos de formas horribles, y en eso llega un nuevo ladrón que cuenta hazañas delincuenciales. En realidad es Tlepólemo, el novio de Gracia, disfrazado de ladrón para rescatar a Gracia. El rescate se hace sobre el asno, los novios se casan y los ladrones son masacrados.

 

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El asno Lucio escucha que será recompensado, pero en vez de eso se lo entregan a unos sirvientes, y su nuevo dueño es un muchacho pastor muy cruel que lo golpea mucho y dice muchas mentiras del asno para reírse a su costa. Hasta que un oso ataca al muchacho rapaz y se queda sin dueño, los otros pastores dicen que van a caparlo por no haber defendido a su dueño, pero en eso escuchan la noticia de que Tlepólemo ha muerto y se cuenta la historia de cómo murió, por el ardid de Trasilo, un tipo enamorado de Gracia, y luego como Gracia se venga de este. Los sirvientes que iban a capar al asno al ver que Tlepólemo ha muerto se quedan sin amo y optan por viajar por lo que el asno es usado para cargar cosas y no es capado, en el camino pasan hechos violentos como que son apedreados por confusión, y cuando llegan a un pueblo venden al asno a Filebo, un sacerdote homosexual, que lo lleva a una casa donde hay varios homosexuales, al burro lo usan para transportar la imagen de una diosa siria, los monjes homosexuales se dedican a realizar danzas en las plazas, se latiguean a sí mismos hasta sacarse sangre y reciben dinero de la gente de la calle. Después de un episodio lujurioso por el cual son echados de un pueblo, por ser delatados por los rebuznos de Lucio, en una casa un devoto de la diosa los recibe con gran comida, un cocinero casi mata al asno para hacerlo pasar por la carne de un ciervo que perdió e iba a servir a su amo. El asno se resiste y arma un escándalo hasta la sala donde se relataba una historia de adulterio, y piensan que tiene rabia porque había un perro cerca que tenía rabia. Le hacen pruebas al asno para descartar esa enfermedad, como la del agua y Lucio se pone dócil para que lo no lo maten por rabioso.

Los sacerdotes también hacían de adivinos para ganar dinero, y en un pueblo los pobladores capturan a los sacerdotes por fraude, venden al asno Lucio a un molinero que lo hace trabajar dando vueltas a un molino. Lucio se lamenta de su vida humana perdida diciendo que lo único bueno es que siendo asno puede oír a la gente hablando sus secretos sin tener cuidado de él. En el molino cuenta otra historia de adulterio que se entera. Después Lucio es vuelto a ser vendido, esta vez lo compra un hortelano. Se cuenta la historia de los tres hermanos. El hortelano en la calle es fastidiado por un legionario, y después terminan peleando, ganando el hortelano que hace perder su espada al legionario. El hortelano se oculta porque el legionario se pone a buscarlo junto a otros legionarios y lo acusa de robo de una copa de plata (una mentira), y por culpa de que Lucio asoma su cabeza el hortelano es descubierto en su escondite. No se vuelve a saber del hortelano.

El asno pasa a posesión del soldado y se lo lleva de viaje, deja al asno en casa de un decurión donde sucede un crimen que el asno nos cuenta, un caso en que una madrastra quiere seducir a su hijastro, pero este no le hace caso por lo que planea envenenarlo, pero su hijo toma el veneno, luego el hijastro es acusado, al final uno de los jueces que es médico también resuelve el misterio del caso castigando a la mujer. Después vuelven a vender al asno Lucio a un panadero y un cocinero, allí festejan como gracia que el asno sepa comer potajes humanos, hasta vino le daban, así que el amo de los cocineros le regala el asno a un amigo suyo que le enseña a hacer otras gracias como pararse en dos patas, bailar y hacer lenguaje de señas, así se hace conocido como espectáculo, como el burro sabio. Un día una mujer lujuriosa le paga a su dueño para pasar la noche con el asno, luego estos ven que pueden hacer otro tipo de espectáculo y el asno es solicitado para castigar sexualmente en un teatro a una mujer culpable de varios crímenes. El asno no quiere saber nada de esto y se escapa cuando no lo ven. Corre muchas horas escapando hasta que llega a una playa donde ora a la diosa Isis que le devuelva su forma humana. Esta diosa se le aparece en sueños y le dice que al día siguiente se encontrará con una procesión a su honor y uno de sus sacerdotes tendrá rosas que él podrá comer para volver a ser humano. Así pasa y Lucio vuelve a ser humano y se entrega a ser devoto de la diosa Isis, entrando en su culto, luego hace su iniciación en el culto a Osiris, y lo dejamos cuando tiene que hacer una tercera iniciación en un rito secreto.

 

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Novela desenfadada, en clave de humor, nos presenta una visión de la mala fortuna por la que pasan los asnos, en este caso Lucio convertido en asno, y que sobrevive para escribir su historia. Al final como que Lucio aprende algo de humildad, o por lo menos se le nota un poco más maduro y con aprecio por la vida. Es una novela entretenida, nos enseña cómo era la vida de la gente común en la antigüedad y también de mitología greco-romana. Tiene varias historias interiores, pero la más larga y tal vez mejor es la de Psique y Cupido. Nos acercamos a este mundo romano del siglo II, en que se nota la presencia de diferentes cultos, como el culto a Isis, a los dioses griegos y hasta se hace mención a esa religión de un solo dios, o sea al cristianismo.

 

En la obra se menciona a la Tebas de las siete puertas, o sea la Tebas griega, porque la Tebas egipcia era conocida como la Tebas de las 100 puertas (referencia a la Ilíada, en que Aquiles hace referencia a esta ciudad egipicia, donde estaba el templo de Karnak, construído en épocas de Ramses II de la XIX dinastía en el imperio Nuevo).

 

Esta es la única novela romana que ha llegado completa hasta nuestros días, pero además de su valor literario e histórico, es una obra muy divertida y amena, fácil de leer, como para mantener su frescura aún casi 2000 años después de escrita.

 

Se podría decir que es como “Las Locuras del Emperador” pero en la antigua Roma, en vez de en el antiguo Perú. Claro, probablemente los de Disney tomaron la idea de esta obra clásica para su película. Aunque al Asno le pasan muchas más cosas que a Kuzco en forma de llama.

 

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Algunas citas que tomé:

 

Lucio coqueteando con Fotis:
Por fin le dirijo la palabra: «¡Qué gracia y salero tienes, querida Fotis, para armonizar el movimiento del puchero y el de tus 6caderas! ¡Qué delicioso guiso estás preparando! ¡Feliz, mil veces feliz, quien consiga de ti permiso para meter la punta del dedo!» 7Entonces, la simpática y traviesa chiquilla: «Vete de aquí —me dice—, pobre desgraciado; aléjate lo más posible de mi fogón. Si te alcanzara la más leve chispa, te abrasarías hasta la médula de los huesos y nadie más que yo podría extinguir tu incendio, yo que, como buena cocinera, sé sacudir con la misma gracia una olla o una cama».

 

Al hablar así, subió 4a la cama, se recostó poco a poco sobre mí y en rápida y lasciva agitación de su torso dio con su vaivén plena satisfacción a mi amor, hasta que, embriagado el espíritu y agotadas nuestras energías, caímos uno en brazos del otro para confundir nuestras almas mutuamente 5rendidas. Estas peripecias del torneo y otras análogas nos mantuvieron despiertos hasta el amanecer; acudíamos al vino de vez en cuando para reanimar nuestras fuerzas agotadas, estimular nuestro ardor y renovar el placer. Con el precedente de este encuentro, organizamos otros muchos de la misma manera.
En la cueva de los ladrones:
Una vieja, encorvada bajo el peso de los años, parecía ser la única encargada de cuidar y arreglar a tantos jóvenes; ellos la interpelan rudamente así: «Oye tú, cadáver retirado a 2última hora de la hoguera fúnebre, oprobio insigne de este mundo y repudio inaudito del otro, ¿vas a entretenerte siempre así sentada en casa e inactiva sin prepararnos, aunque muy tarde, un refrigerio que alivie nuestra dura y peligrosa tarea? Noche y día, no sueles 3tener más afán que el de hacer rebosar de vino puro el abismo insaciable de tu estómago».

 

«Sólo tú ignoras que cuanto más importante es una casa, tanto más fácil resulta darle el asalto. Es cierto 2que hay mucho servicio en sus amplias salas; pero cada cual mira más por la propia vida que por salvar los bienes del dueño. En cambio, la gente modesta y 3de vida retirada esconde celosamente su fortuna, poca o mucha, y la defiende con valor, arriesgando en ello incluso la propia vida. Los hechos te demostrarán cumplidamente la verdad de mis palabras.
Cuando Venus le riñe a Cupido:
‘¡Bonito comportamiento el tuyo —le dice—, digno de nuestra familia y de tu virtud! ¡Tenías que empezar pisoteando las órdenes de tu madre, y, lo que es más, de tu reina! No quisiste mortificar a mi enemiga con amores inmundos: 3y, por añadidura, a tu edad, cuando eres todavía un niño, con precoz atrevimiento ya te unes a ella como si pretendieras imponerme esa enemiga como nuera. Sin duda te figuras, bribón seductor y 4antipático, que tú solo guardas la virtud de nuestra raza y que yo, a mis años, ya no puedo tener descendencia. Pues bien, has de saber que voy a tener otro 5hijo, y será mucho mejor que tú; además, para mayor vergüenza tuya, voy a adoptar a uno de los esclavos criados en casa y le voy a dar tus alas, tu antorcha, tu arco y tus flechas, es decir, todo ese equipo que es mío y que yo te había entregado para fines muy distintos. Pues nada de lo que has heredado procede 6de los bienes de tu padre. 30. »‘Pero tú has sido malcriado desde tu más tierna infancia; tienes manos muy ligeras y has maltratado muchas veces a tus mayores sin el menor respeto; hasta tu propia madre, sí, yo misma me veo diariamente al descubierto por tu culpa; eres un parricida; me has pegado muchas veces; me desprecias como mujer abandonada por su marido y ni sientes el menor respeto por tu padrastro, el heroico y sin par guerrero[52]. ¿Qué puedo esperar si, para tormento 2de mi vida de enamorada, Marte tiene ya en ti su habitual proveedor de jovencitas? Pero yo te haré arrepentir pronto de tus travesuras, yo te haré sentir la acidez y amargura de tu matrimonio.